Entre los profetas que Dios ha enviado a la humanidad, el único que tiene una biografía que ha sido conservada es el profeta Muhammad (salla Allahou alayhi wa salam), la suya es un relato completo de su vida, de sus palabras y sus instrucciones.

El profeta Muhammad (salla Allahou alayhi wa salam) nació en la Meca en el año 570 de la era cristiana, a las 9 AM. un lunes 12 de Rabi al awwal. Su padre, Abdulah, murió poco antes de su nacimiento; su madre, Amina, por ser muy pobre, buscó ayuda y refugio con AbdulMuttalib, abuelo de Muhammad (salla Allahou alayhi wa salam), quien era muy generoso , pero estaba arruinado. La situación era muy difícil para la madre y su hijo.

Muhammad (salla Allahou alayhi wa salam) no mintió nunca. Su gente era testigo de su lealtad; incluso sus peores enemigos no le acusan de haber proferido una mentira en toda su vida. Habló cortésmente, nunca empleo un lenguaje obsceno. Su personalidad y modales eran encantadores; en sus relaciones con sus semejantes siempre siguió los preceptos de justicia. Nunca engañó a nadie en el comercio; la comunidad entera le llamaban Amín (el sincero y digno de confianza); incluso sus enemigos le depositaban sus bienes para tenerlos en seguridad.

El pueblo donde vivía consideraba la embriaguez y el juego como virtudes, pero Muhammad vno bebió jamás, ni jugó juegos de azar. Aunque su pueblo era idólatra, Muhammad (salla Allahou alayhi wa salam) siempre tuvo un alma pura sabiendo que nada en los cielos y la tierra es digno de adoración salvo el único y verdadero Dios, y que ninguna imagen puede ser el Dios Omnisapiente y Omnipotente. Así pues, Muhammad (salla Allahou alayhi wa salam) no se inclinaba ante ninguna criatura y no participaba de las ofrendas hechas a los ídolos.

En el año 595, era cristiana, Muhammad (salla Allahou alayhi wa salam), de 25 años de edad, se caso con Jadiya, quien tenía 40 años y le dió seis hijos.

La revelación de Dios llegó a Muhammad (salla Allahou alayhi wa salam) cuando éste tenía 40 años de edad. Estando en uno de sus frecuentes retiros y me-ditaciones en la cueva de Hirá, le sucedió algo que cambiaría la historia de la humanidad.  Una de las últimas noches del mes de Ramadán, Muhammad (salla Allahou alayhi wa salam) ve como una luz intensa penetra la cueva y escucha una voz que le dice:

"Lee", Muhammad (salla Allahou alayhi wa salam) responde: "No se leer".

La aparición le ordena: "Lee", Muhammad (salla Allahou alayhi wa salam) responde nuevamente: "No se leer", y la luz le dice:

"Lee en el nombre de tu Señor, el que creó; creó al hombre de un espermatozoide.

¡Lee! tu Señor es el más Generoso, que ha enseñado al hombre lo que no sabía." (Corán 96:1-5)

Después de esto, Muhammad (salla Allahou alayhi wa salam) sintio que el mensaje le queda grabado en el corazón y la memoria.

Cuando salío de la cueva oyó una voz procedente del cielo que le dijo:

"Oh Muhammad (salla Allahou alayhi wa salam), tu eres el profeta de Dios, yo soy el ángel Gabriel."

Muhammad levantó los ojos y vio la figura del ángel, que ,radiante, le seguía donde quiera que fijaba la vista.

Las revelaciones llegan al profeta (salla Allahou alayhi wa salam) a través del Arcángel Gabriel y descienden en los momentos más inesperados: cuando Dios lo dispone. Durante los siguientes 23 años, Dios revela a Muhammad (salla Allahou alayhi wa salam) los mensajes que contienen las enseñanzas del Islam y se encuentran en el Sagrado Corán.

La característica principal del Islam es que no admite separación alguna entre los asuntos de la vida terrena y los asuntos de la vida espiritual. No se limita sólo a purificar la parte espiritual del hombre sino que su dominio se extiende al orden social, político, moral, económico, etc. Sin que nada se escape al veredicto de Dios en la forma de vida islámica.

Después de varias batallas y la entrada de multitud de pueblos en el Islam, los musulmanes lograron entrar en la Meca victoriosos, y sin derramar sangre. Limpiaron la Kaaba de todos los ídolos a los que se rendía culto y entonces rezaron al Dios Único, el Clemente, el Misericordioso, Dueño y Creador de los mundos.

El profeta (salla Allahou alayhi wa salam) se sintio muy feliz de volver a su ciudad natal, pero su lugar estába junto a los musulmanes en Medina, la capital del primer Estado Islámico, fundado con la premisa de practicar el bien y prohibir el mal, adorar solo a Dios, el Único.

El profeta (salla Allahou alayhi wa salam) volvio a la Meca un poco antes de morir, en la llamada "Peregrinación de la Despedida". Allí, ante alrededor de cien mil personas, recuerdo a los fieles el cumplimiento de los preceptos islámicos:

Queda prohibido el adulterio, la prostitución y las obscenidades - Queda prohibido el asesinato, el falso testimonio, el robo, la usurpación, el pillaje - Queda prohibida la usura y la calumnia.

todos los asuntos de la nueva nación quedan reglamentados:

La tenencia de tierra, el uso del agua, la propiedad privada, el tráfico comercial, los tributos legales y las relaciones internacionales. El profeta (salla Allahou alayhi wa salam) les dijo:

"Sed testigos que cumplí con la misión y os hice llegar el mensaje, sed testigos."

les recomienda:

Cuidar de los bienes de los huérfanos, ser considerados con las viudas y los ancianos, generosos con los necesitados, respetuosos con las mujeres; ser recatados en el lenguaje y la forma de vestir, ser justos ante todo y no olvidar que los creyentes son hermanos. Todos los hombres son iguales, excepto en el temor y la adoración de Dios. Todos los musulmanes integran, en igualdad de derechos, la Umma (Comunidad Islámica).

Después de esto retorna a Medina y empieza a debilitarse. Ya se había completado la revelación divina y él cumplió con la divulgación de su mensaje, la historia no sería igual después de él, el Sello que cerró la larga lista de profetas de Dios. Se iba dejando una generación de creyentes que llevarían el mensaje de la adoración de Dios, el Único,(el Monoteísmo) por todo el mundo, trayendo luz y salvación para la humanidad.

"Procurad la ciencia, aunque sea en la China" les dijo.

Había nacido la civilización islámica.

A los 63 años de edad, el 12 de Rabi I del año 11 de la Hégira (632 EC), murió el Profeta (salla Allahou alayhi wa salam) Mientras le sobrevenía la muerte no dejaba de aconsejar a su gente:

"No hagáis de mi tumba objeto de adoración, como lo hicieron las gentes anteriores con sus profetas... Sed asiduos a la oración." Desde ese día, este hombre extraordinario que, como mínimo, estuvo a la altura de los más grandes profetas, estadistas, guerreros, teólogos, legisladores, oradores y filósofos, reposa en Medina, en el lugar donde le sobrevino la muerte.

Solo cien años después de su deceso, el mensaje del Islam llegaba a Francia y España en Occidente y a China en el Oriente.

(Hoy, sus seguidores suman más de mil millones de personas en todos los países del mundo y el Islam es la religión de más crecimiento en la tierra.)

Los musulmanes no adoran a ningún profeta, sino que siguen a todos los mensajeros y profetas en la adoración exclusiva de Dios, el Único, el Todopoderoso.



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